lunes, 25 de junio de 2007

Descanso

Descanso

Sentado tranquilamente,
Sin hacer nada,
La primavera llega
Y la hierba crece
Por sí sola.
Haiku zen

No pasa nada, todo es presente. Ella está sentada en la playa. Yo la miro. No sé por qué. La contemplo, veo la textura de la piel semibronceada, la cara chiquita, los lentes que cubren sus ojos. La quiero. Las piernas largas y los pies delicados. Traje de baño negro de una sola pieza. El sol la acaricia, la arena la toca y el mar la baña. Toda ella es ella.
La gente camina, respira, se oculta bajo las palapas y bebe cocos con ginebra. Por la orilla de la playa camina un perro. La de amarillo lo vídeo graba.
Es verano y hace calor, la gente descansa y ve la bahía. El de rojo se mete a nadar, brinca, las olas lo arrastran, lo bañan, lo revuelcan.
Una pareja se besa y corre. Levanta arena, él la abraza y caen, se revuelcan. La pareja se besa y vuelve a correr.
Yo respiro y miro las montañas, llenas de palmeras, de casas blancas y techos de teja. Toda la bahía tiene montañas, muchas montañas, todas verdes, abundantes, le arrancan al cielo espacio. En el cielo celeste, azul celeste, vuelan gaviotas, cuervos y pelícanos.
Un vendedor ofrece pareos. Un vendedor ofrece máscaras de madera, diablos, ángeles, reyes y calaveras. Me oigo decir ¿viene mañana? Aquí me va a ver siempre, hasta que me muera, oigo al vendedor.
Ella descansa, cara chiquita, los lentes cubren sus ojos. La de amarillo vídeo graba las montañas. Un mesero me trae un coco con ginebra.
Lo sorbo. Percibo el sabor del agua de coco, del alcohol. Toco la textura rasposa del fondo del coco, veo el color verde de sus paredes exteriores, huelo ese ligero aroma del agua y el bouquet del licor, oigo el interior hueco del coco, el golpeteo de la bebida en las paredes interiores del fruto.
El de rojo sale del mar. Se oculta bajo una palmera. Toma una toalla azul y se seca. Extiende la toalla y se sienta, no hace nada, nada más mira, respira.
Un vendedor ofrece anillos de plata. Veo los anillos, las cruces, collares y cadenas. Me oigo decir no.
Un helado. Un helado de limón, de tequila, agua, aguanieve, limón, aguamiel, aguardiente, sal y limón. Tequila.
Ella descansa. Brilla su piel. Suda. La brisa, la brisa, el mar, el sol cae.
El perro se va. Se lo llevan en brazos. El de rojo recoge su toalla azul, la guarda. Agarra su mochila y desaparece. La pareja se va, camina a lo lejos.
En la playa hay un tranquilo bullicio. La arena está llena de huellas de pies, de sandalias.
La gente ve el ocaso.
Yo respiro, exhalo, respiro. Veo los rayos de luz, los menos desaparecen poco a poco. El cielo es naranja al fondo, azul añil el resto. Se oscurece.
Los camastros están solos, oscuros. Se serena el área, se respira.
La de amarillo vídeo graba los destellos de luz. Naranja. Brillante. Silencio. Ocaso. Sol. Ella. Ella. Ella.
No quiero saber que ya es hora, ¿hora de qué? Hora de volver a volver. Ella. Otra vez ella. Hora de ponerle fin, en fin. Al fin y al cabo estoy aquí, y en un futuro pensaré en el pasado.

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